El Doctor Eduardo Cuevas

fotonoticia

Con el fallecimiento del Doctor Eduardo Cuevas Fernández-Regatillo, escritor e historiador, el Grupo de Opinión Quercus, pierde a uno de sus fundadores y más notables miembros

Con la muerte del Doctor Cuevas, Torrelavega pierde a uno de sus convecinos más nobles. Estamos tristes, y abatidos por lo que va a suponer la ausencia de Lalo en nuestras reuniones de los jueves. Él era la memoria recurrente y buscada por todos, conversador inteligente, amenizador incansable de la tertulia, su fino sentido del humor contagiaba y hacia las reuniones más optimistas, agradables, creativas.

En el homenaje que realizamos a los historiadores locales, Lalo Cuevas nos relató, con ese sentido del humor tan amable y atrevido, sus recuerdos y vivencias de la casa del Pasaje de Saro donde Eduardo pasó parte de su infancia y tuvo la consulta su padre, el médico de los tísicos, como a Lalo le gustaba llamarle.

En aquel homenaje nos relató con un estilo narrativo muy personal, aunque ya atacado por sus problemas de salud, la historia de los habitantes de aquella casa de noble porte, que Lalo bautizó con el nombre de la casa de los ilegales ¡qué buen rato nos hizo pasar y que extraordinario retazo de aquella Torrelavega que tan bien conocía! Lalo era un magnífico observador de la sociedad torrelaveguense. Quizás algún día el grupo publique en su memoria algunos de sus escritos e historias relatadas en nuestras reuniones

Siempre respetuoso, educado y correcto mostraba la parte amable de las cosas, de la vida. Hace escasamente unos meses coincidí con él en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Torrelavega en el que daba una conferencia el filósofo Javier Sádaba, y Lalo, después de agradecerle su magnífica intervención, le solicitó su opinión sobre algunos temas tratados y que siempre abarcaron la actividad no médica de Eduardo: la libertad de expresión y de crítica, la tolerancia, la participación social, la negación de los totalitarismo, ... entre otros muchísimos temas que llenaban su universo intelectual. Como buen humanista se ocupaba y preocupaba del hombre y sus circunstancias, siempre desde una óptica social y progresista. El filósofo le contestó amablemente, consciente de que la pregunta se la había hecho un hombre inteligente, respetuoso y educado.

Médico de amplísima cultura, de extraordinaria formación humanística, lector empedernido, amante de la literatura, de la historia, (nos ha dejado importantes aportaciones a la historia de la ciudad), de la poesía, de la música y de todas las manifestaciones del arte. Desplegaba sus grandes dotes como animador en reuniones y tertulias culturales, procuraba no faltar a ninguna de las citas a las que era invitado.

“Es una falta de educación no responder a una invitación”, era uno de sus comentarios. Precisamente, la última vez que vi a Lalo, como siempre acompañado de su querida Mauri, y antes del último trágico latigazo que le arrebató la vida, fue en El Torco de Suances, con motivo de la entrega del Premio de Relato Corto Elena Soriano. Allí todavía nos ofreció algunos consejos para un mejor uso de la lengua y del vocabulario.

Los que estábamos en aquel corro no olvidaremos las casi últimas palabras que escuchamos al gran amigo y compañero que fue el Doctor Eduardo Cuevas ... y... como siempre, con un gran criterio, atino y corrección.

Grupo de Opinión Quercus - Octubre 2003
icono Nuestra opinión