Jóvenes Sin Cine en Torrelavega

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Nuestro paisano más universal y reciente académico de las Bellas Artes, Manuel Gutiérrez Aragón, recordaba, en su discurso de introducción, la extraordinaria influencia que en su magnifica trayectoria artística tuvieron las numerosas sesiones de cine en el gran Coliseum Garcilaso cercano a su casa familiar y el Teatro Principal, dos de los cuatro cines que tenía, en la adolescencia y juventud de Manolo, Torrelavega.

También el guionista y director de El Invierno de las Anjanas, el torrelaveguense Pedro Telechea, ha comentado en más de una ocasión la importancia que para su profesión tuvo el contemplar cine en sus años de adolescencia.

Supongo que otros torrelaveguenses vinculados al séptimo arte como el actor Antonio Resines, el director de Vegavisión, Américo Gutiérrez, o el enciclopedista cinematográfico y director muchos años de la Filmoteca Besaya y, actualmente, director del Instituto Garcilaso de la Vega, César Rosino, podrían aseverar que su vinculación con el cine les viene desde las sesiones infantiles y juveniles de los jueves y domingos en los cines de Torrelavega.

Los adolescentes y jóvenes torrelaveguenses de hoy no tendrán estas mismas oportunidades. Torrelavega no tiene cines desde hace varios años. Haciendo cuentas, posiblemente un joven de 19 años que comenzase a ir al cine con 6 ó 7 años, no sabrá todavía lo que es comprar una entrada, esperar a que apaguen las luces y sentir la emoción de que algo nuevo, diferente, excitante va a comenzar: una buena película. Al menos no en Torrelavega. Asociando ideas, también, probablemente los nuevos hombres de cine no serán torrelaveguenses.

¿Por qué las instituciones, principalmente la municipal, no insisten para que en una ciudad de mas de sesenta mil habitantes, sus jóvenes y adolescentes puedan ver cine sin tener que utilizar un medio de transporte o ser acompañados por sus padres? ¿Consideramos que el buen cine es una magnifica herramienta de formación de los más jóvenes igual que lo pueden ser el teatro, el deporte, las salas de exposiciones, el ballet o los conciertos? ¿No es el cine un magnifico foco de atracción de actividades paralelas creadoras de riqueza y ambiente?. Entonces ¿por qué no hay cine en nuestra ciudad?

El cine en nuestra ciudad fue siempre iniciativa privada vinculada a familias de comerciantes que supieron hacer de su actividad empresarial prósperos negocios, pero que también supieron adecuarse a los tiempos, necesidades y deseos de los ciudadanos. Aquellos torrelaveguenses tenían visión comercial, empresarial y cumplían, en estos casos, una función social y recreativa. Hoy aquellas fórmulas serían imposibles por culpa de la globalización y de los oligopolios en la distribución de las multinacionales y los cambios en la utilización del tiempo libre y de la recreación social. No obstante, el cine sigue a la cabeza en las preferencias de los jóvenes y mayores a la hora de ocupar su tiempo de ocio.

¿Qué se puede hacer entonces si la iniciativa privada no considera rentable la instalación de salas de cine en Torrelavega? ¿Deben las instituciones ocupar ese espacio que aparentemente no interesa a la empresa privada?. Creo que la respuesta es clara. El cine se considera una actividad cultural al menos tan atractiva como el teatro o la música y éstas sí se atienden desde la primera institución municipal y también desde el gobierno de la región.

Hay muchísimos ejemplos, sin ir más lejos la Filmoteca Regional que funciona en el Cine Bonifaz de Santander, recuperado por la Consejería de Cultura y que mantiene una interesante programación. Desde el Gobierno Regional se podría hacer dicha programación itinerante y realizar sesiones y ciclos en nuestra ciudad. Ayuntamientos como Camargo palian esta carencia con sus programaciones en el Centro Cultural La Vidriera y además, con notable éxito.

Los ejemplos y actuaciones pueden ser variados incluida la de favorecer económicamente, como se hace con otras actividades empresariales, la implantación de salas de cine en la ciudad. La imaginación, el interés, la dedicación y el entender que el cine es un bien cultural imprescindible para el complemento integral y formativo de nuestros jóvenes, por parte de nuestros representantes, hará viable que Torrelavega vuelva a tener salas de cine o al menos cine sin tener que coger el tren o el autobús y desplazarse veinticinco kilómetros.

Todos los esfuerzos serán pocos. Aquellas ideas y proyectos encaminados a conseguir tener salas de cine en Torrelavega deberían ser impulsados, estimulados, incentivados y bien tratados desde la institución municipal, con tal de que nuestros jóvenes no crean que el cine es algo a lo que sólo tendrán acceso por las fiestas de La Patrona como cine de verano y con la llegada de las atracciones feriales, hecho más propio de imagen de pueblo retratado por Berlanga en su inolvidable Bienvenido Mr Marshall, que de una ciudad como Torrelavega.

Grupo de Opinión Quercus - Abril 2004
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