Jesús Herreros González

fotonoticia Torrelaveguense Ilustre 2002

Ejemplo de Médico

Señoras y señores. Soy médico, pertenezco al grupo Quercus y se me ha encargado la presentación del personaje elegido este año para reconocer como Torrelaveguense Ilustre.

Entre los médicos es inevitable envidiar el éxito profesional de un colega, pero si es tan apabullante su currículum, como en este caso, lo inevitable es admirarlo.

Cualquier médico toma una decisión temprana: "Me dedico a lo asistencial, a la docencia, a la investigación o hago un poco de todo". Bueno pues Jesús ha hecho "todo de todo".

Hace sólo 25 años un poco largos que es licenciado en Medicina por la Universidad de Navarra. Cuatro años más tarde, y con la misma brillantez académica que hizo la carrera, se doctora en la Universidad de Navarra y obtiene el titulo de especialista en el servicio de cirugía cardiovascular de su Clínica Universitaria.

Corre el año 1980 y su afán de formación le lleva a Canadá. Es fácil imaginar como este torrelaveguense dejaría el pabellón allí, joven de 28 años, hablando perfectamente el francés y, casi, el inglés; jefe de residentes en el Hospital Uníversitario de Sherbrodke y ayudante de clases prácticas en su Universidad. En el Instituto de Cardiología de Montreal remata tan completo periodo de formación.

Viene a Pamplona y toma posesión de adjunto en el servicio de cirugía cardiovascular de la Clínica Universitaria, obviamente compatibiliza el puesto con ser profesor auxiliar en la Universidad.

Su febril trabajo culmina a modo de ejemplo, con la realización del segundo trasplante de corazón de España, a sus 31 años recién cumplidos y en compañía de su buen mentor Ramón Arcas. Dos años más tarde realizaran el primer trasplante de corazón y pulmón de España.

Toma posesión del cargo de consultor clínico del servicio de cirugía cardiovascular de la Clínica Universitaria y poco después lo compatibiliza con el de profesor titular de cirugía en la Universidad del País Vasco, siguiendo esta trayectoria tridimensional característica (asistencial, docente e investigadora).

En 1995, con 42 años, es jefe del servicio de cirugía cardiovascular del Clínico de Valladolid, al mismo tiempo que ejerce de profesor titular de cirugía en su Universidad. El currículum asistencial es tremendo hasta aquí: más de 100 trasplantes de corazón, la mitad de ellos como cirujano responsable, y 25 intervenciones de cirugía mayor en su especialidad.

Casi lo duplicará en los siguientes siete años, junto con innovaciones punteras en España, como el uso de colgajo muscular del dorsal ancho para reforzar la pared cardíaca o el empleo de la más actual tecnología para usar el corazón artificial en parientes a la espera del trasplante (THORATEC) o como solución definitiva incluso (NOVACOR).

Vuelve a su querida Clínica Universitaria de Navarra como director jefe del departamento de cardiología y cirugía cardiovascular en el 2000, para ser noticia otra vez con el pionero uso de células madre de tejido muscular como injerto en el miocardio dañado.

En esas está, imagino yo, tratando de dar solución ética y técnica a la que se adivina como el homoinjerto ideal del inmediato futuro.

Yo creo que estas pinceladas sobre la vida profesional del doctor Herreros justifican este homenaje, y que me perdone la necesaria simplificación: 25 años de profesión, cinco de ellos de sólida formación aquí y en el extranjero; 13 años en Pamplona y cinco en Valladolid de trabajo asistencial, investigador y docente de primer orden; antes de los 50 años tocar techo profesional en la Clínica Universitaria de Navarra como jefe de uno de sus departamento; casi treinta libros, más de 400 publicaciones científicas; más de 500 comunicaciones en congresos; cantidad de médicos y especialistas de su área que deben su formación a este profesor,...

Y, finalmente, los pacientes que han visto prolongada su vida o su confort gracias a sus manos.

Te hacemos este homenaje porque, como nuestro árbol totémico, tu figura sirve para pasmo de quien te observa.

GLOSA

Un torrelaveguense de corazón

Joaquín Díaz Rodríguez

Los apellidos Herreros González han estado unidos desde siempre a la vida comercial de esta ciudad, una ciudad que tiene sus orígenes en el comercio y la industria. Lo esencial siempre permanece aunque los tiempos cambian. Los apellidos Herreros González en la persona de nuestro homenajeado quedará también unido para siempre a Torrelavega, y esperamos que más a partir de hoy, no ya sólo al comercio, sino vinculado al mundo de la medicina, la ciencia y la investigación.

El doctor Jesús Herreros González se une en un nuevo siglo y una nueva época a los prestigiosos médicos que esta ciudad ha tenido, conocido y reconocido. Torrelaveguenses de nación y de adopción, que ayudaron con su esfuerzo, trabajo y profesionalidad a conseguir un mayor bienestar físico, psíquico y social a los torrelaveguenses. El Grupo de Opinión Quercus quiere recordar, en la persona de Jesús Herreros González, a todas aquellos profesionales de la sanidad que realizaron su trabajo profesional en esta ciudad y también a todos los que hoy hacen ese mismo trabajo de mejora de la calidad de vida y la salud de los torrelaveguenses.

Para nosotros es una entrañable satisfacción nombrar a Jesús Herreros González Torrelaveguense Ilustre del año 2002. Un ciudadano de Torrelavega que la prestigia en un medio y en una actividad tan exigente y difícil como es la de la investigación en cirugía cardiovascular.

Para el Grupo Quercus es un motivo importantísimo a destacar y homenajear, el que Jesús Herreros ha sabido compaginar su enorme éxito profesional con su elevadísima formación humanística que le hace seguir manteniendo fortísimos vínculos afectivos y sociales con su Torrelavega natal, y de ello pueden dar fe sus muchísimos amigos y compañeros así como los muchísimos pacientes de esta ciudad que acuden a Jesús en busca de ayuda profesional.

Como prueba de nuestra admiración y afecto recibe el símbolo de nuestro grupo, el Roble, y que como los grandes robles sigas siendo símbolo de sabiduría y resistencia y así poder seguir disfrutando de tus conocimientos y éxitos profesionales y científicos. Los miembros del Grupo de Opinión Quercus y Torrelavega te lo deseamos de todo corazón.

Enrique Peraita - Diciembre 2002
icono Torrelaveguense Ilustre